viernes, 16 de febrero de 2024

Bárbara de Braganza

 Bárbara de Braganza. Lisboa (Portugal), 4.XII.1711 – Aranjuez (Madrid), 27.VIII.1758. Reina de España, esposa de Fernando VI. Era la hija mayor del rey de Portugal Juan V y de su esposa María Ana de Austria.No era muy agraciada, pero era una joven bondadosa, piadosa, inteligente, de fina sensibilidad y muy culta. Su matrimonio con Fernando, entonces príncipe de Asturias, se negoció como consecuencia del interés de la corte española, especialmente de la reina Isabel de Farnesio, por convertir a la infanta María Ana Victoria en futura reina de Portugal, casándola con el heredero del trono, José. _________________________________________ 0 _____________________________


Hablaba, además de portugués, español, francés, italiano, alemán y latín. Era muy aficionada a la lectura y a los libros. Su gran pasión era la música, que había estudiado desde pequeña, llegando a ser una excelente intérprete de clavicémbalo y una compositora discretamente hábil, digna alumna de su maestro Domenico Scarlatti. Bárbara era un significativo exponente del alto nivel artístico y cultural de la corte portuguesa de Juan V. Las capitulaciones se firmaron en enero de 1728 y un año más tarde, el 19 de enero de 1729 se celebró el solemne intercambio de princesas en la frontera hispano-lusitana, en el río Caya. Con estas dobles bodas se quería abrir un nuevo capítulo en las relaciones hispano-portuguesas, dos pueblos que tanto tenían en común, colindantes en la península ibérica y en América. Los monarcas españoles, con sus hijos, el príncipe de Asturias, Fernando, la infanta María Ana Victoria, ya princesa del Brasil, y los infantes Carlos y Felipe, acompañados de un gran séquito, se desplazaron hasta la frontera. Allí acudió igualmente la familia real portuguesa, el rey Juan V y su esposa la reina María Ana de Austria, el príncipe del Brasil, José, la ya princesa de Asturias, Bárbara, y los infantes Pedro, hijo de los reyes, y Francisco y Antonio, hermanos del rey Juan V. En esta ocasión el habitual “viaje de entrega”, por el que una novia real era acompañada con todo ceremonial al encuentro de su esposo, alcanzó la máxima solemnidad y publicidad.

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