lunes, 15 de noviembre de 2021

Rueda de prensa: Río Caya

Buenos días queridos #BBfollowers:

¿Por qué Badajoz?

Porque era el camino real entre Lisboa y Madrid.  El camino real era el construido por el Estado, más ancho de lo común y que unía ciudades importantes. Por ello si los reyes querían ir de Madrid a Lisboa obligatoriamente tenían que pasar por Badajoz.

¿Se sorprenden? pues a los badajocenses de la época les sorprendió tanto como a ustedes. Badajoz había sido blanco de la artillería portuguesa durante 5 días ininterrumpidamente durante la Guerra de Sucesión y su estado era deplorable, era una ciudad…Bueno, ¿Qué les voy a contar que no sepan?

Voy a lo que voy.

El 19 de septiembre de 1727 se había avisado mediante real cédula al corregidor de Badajoz que el llamado «intercambio de princesas» iba a ser en la ciudad. Pero como ya saben ustedes cómo es eso de los funcionarios de la administración, se lo tomaron con calma y esperaron a nuevo aviso.

El nuevo aviso llegó por real cedula al año siguiente, 28 de mayo de 1728, en la que se ordenaba la tala de 1500 troncos para la construcción de la tarima donde se situaría la corte española en el río Caya. A ningún badajocense le agradó tal decisión pues dejaría paupérrimos a los bienes comunales de la ciudad.

Pero como donde hay patrón, no manda marinero y en este caso el patrón era mi suegro, Felipe V, no les quedó más remedio que talar los árboles, hacer las tarimas, engalanar la ciudad y hacer muchas reverencias.

Pero les voy a contar más. En Badajoz se supo el 20 de diciembre de 1728 que la Comitiva Real partiría de Madrid el 7 de enero. Apresuradamente, el concejo de Badajoz aprobó un humilde programa de festejos con dos corridas de toros, tres arcos triunfales, guirnaldas, fuegos artificiales, etc…

Los regidores pensaban salir a recibir a mi suegro, el rey, vestidos con sus mejores galas y acordaron entre ellos un protocolo de recepción. Sin embargo, pronto verían que solo se quería de ellos «la materia prima y la mano de obra». Es decir, que talaran lo árboles y que hicieran las pomposas tarimas en río Caya.

El Marqués de la Paz fue el encargado de decir a los regidores que «sus majestades los reyes llegarían cansados y no es oportuno hacerles gran un recibimiento». ¿Se imaginan las caras de los regidores? Pues pudieron besar la mano de mi suegro en el besamanos organizado en el Palacio Episcopal dos días después por la corte madrileña...

Sin embargo Badajoz no se privó de las fiestas y mis suegros, la noche de su llegada a la ciudad, tuvieron que salir al balcón del Palacio Episcopal a ver cómo se iluminaba la Torre y toda la circunferencia de la Iglesia. El modesto pero espectacular castillo de fuegos y finalmente el pasacalles con baile de mascaradas que pasó al pie del balcón.

Mientras esto pasaba en Badajoz. mi familia y yo llegábamos a Elvas. La entrega de princesas estaba programada para el día 17 de enero sin embrago, ni mi equipaje ni el de mina habían llegado y tuvieron que posponer el acto dos días. Con lo que nosotros nos quedamos en Elvas y Fernando y los suyos en Badajoz.

Al cabo de dos días, el día 19, toda la Familia Real española salió de Badajoz en sus carrozas, arregladas para la ocasión, seguidos de todo su séquito y un montón de curiosos, en dirección al puente de madera que se había construido sobre el río Caya, que divide los dos Reinos y sirve de frontera.

 

Sobre dicho puente se hallaba una casa, de figura cuadrada y en la cual había varias ventanas con preciosos cristales de colores, muchas molduras de talla dorada, tarjetones alusivos a la fiesta y otros adornos, rematando con los escudos de armas de las dos naciones, colocados en las fachadas correspondientes.

 

Con la anticipación necesaria a la llegada de los reyes, en la orilla del río perteneciente a Portugal se encontraban las guardias y tropas portuguesas dando frente a las españolas. Un total de 12.000 soldados contando a la baja.

 

Llegamos primero nosotros, mi familia con nuestro séquito,  a orillas del río Caya, y tuvimos que esperar a que llegaran Felipe V y su séquito. Cuando llegaron pasamos, inmediatamente, al interior de la magnífica casa de madera que nos habían construido y que estaba literalmente en el medio del río.


Entramos 13 personas reales de ambos países a la casa, y después de los abrazados, reverencias  y cumplimientos protocolarios, se procedió a la lectura de las capitulaciones matrimoniales.

 

¡OJO! Estas capitulaciones que se leyeron ya las habían firmado un año antes, cuando Fernando y yo nos casamos por poderes.  Mi padre las firmó en la catedral de Lisboa y Felipe V  los Jerónimos en Madrid. Pero esto del protocolo es aburridamente repetitivo.

 

Después de la lectura se hicieron las entregas, de las princesas (Mina y yo). 


Mucho se ha escrito sobre este primer encuentro entre mi Fernando y yo. Malas lenguas dicen que se asustó al verme tan fea y que quiso huir despavorido pero esa no es la verdad. Fernando y yo vivimos la «entrega de princesas» como algo que no iba con nosotros. Nos miramos con curiosidad sabiendo que íbamos a pasar juntos el resto de nuestra vida y que tendríamos que acostumbrarnos el uno al otro. 

¿Qué vi yo? Un mocetón de 15 años que debajo de una peluca que era más grande que él, escondía una cara regordeta y sonrosada.

¿Qué vio él? años después me confesaría que vio a toda un reina.


Quien hizo correr el rumor que Fernando quería huir de mi,  fue el embajador británico en España  Benjamín Keene, pero más bien lo que expresaba esta opinión era su gran contrariedad ante la fuerte alianza entre España y Portugal. 


Después de un rato de animada cháchara, una exquisita audición musical y descargas cerradas de las tropas presentes finalizado con una salva de los cañones de Elvas y Badajoz, Joao V y Felipe V  se despidieron. Mi padre se fue a Elvas, con su sequito y Mina y José se fueron con él  y Felipe v, con su séquito, Fernando y yo incluidos a Badajoz.

 


2 comentarios:

  1. Doña Bárbara, ¿ya sabía Fernando que usted se daba esos estupendos baños en leche de burra?

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  2. ¡Él también se los daba! Hasta que su enfermedad mental hizo que descuidara su higiene personal.

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